Cuenta la historia que en El
Plato, Magdalena(Colombia) vivió un hombre al que le gustaba espiar a las mujeres cuando
se bañaban desnudas. El deseo de tenerlas cerca sin que lo vieran lo llevó a
pedirle a un brujo que le preparara una pócima que lo convirtiera en caimán,
para poder navegar por el río sin ser visto. El brujo le hizo dos bebidas, una
roja para volverse caimán y otra para ser nuevamente hombre. Cuenta la leyenda
que un amigo lo acompañó y cuando lo vio convertido en caimán, dejó caer la
botella que contenía la poción para volver a ser hombre. Sin embargo, unas
gotas cayeron en su cabeza y por esa razón terminó siendo mitad hombre mitad
animal. Dicen los pescadores que aún se aparece en el río asustando a las
mujeres hermosas y a las lavanderas.
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