Dédalo entonces partió hacia la Isla de creta, donde habitaba el Rey Minos quien lo recibió de manera amable y cordial. Para esos tiempos escaseaban en la isla los arquitectos y escultores y lo tomo a su servicio. Allí Dédalo se dedico a crear maravillosas obras de arte.
En esos momentos, la isla de Creta estaba asolada por un terrorífico y peligroso monstruo, con cuerpo de hombre y cabeza de toro al que le llamaban Minotauro. El rey Minos le encargo a Dédalo una construcción subterránea para encarcelarlo y que no pudiera salir jamas de ese lugar. Dédalo, que era muy ingenioso construyo un laberinto. Esta construcción tenia tantos pasadizos y obstáculos que no llevaban a ninguna parte. El Minotauro quedo encerrado en este laberinto y de esa manera a la isla de Creta regreso la tranquilidad.
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